Duela amar a alguien y no ser correspondidos,
pero lo que es más doloroso es amar a alguién
y nunca encontrar el valor para decirle
a esa persona lo que sientes.
Talvés Dios quiere que nosotros conozcamos
a unas cuantas personas equivocadas
antes de conocer a la persona correcta,
para que al fin cuando la conozcamos,
sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo.
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